Decía Luis Cernuda que los andaluces, mientras vivimos, tratamos de quitarle las espinas a la rosa y puede que sea cierto…, puede que sea así…. No puedo evitar pensarlo mientras camino entre piedras ateridas por la espuma de un mar incierto, relucientes pedacitos de roca ahogados en la orilla, mientras voy abarcando con mis manos esta enorme confusión, o mejor, esta enorme decepción que nos rodea, esa enorme polvareda que nos va envolviendo en su manto como una niebla pétrea, oscura, tan densa que más parece noche que niebla….
El caso es que estos días varios ex alumnos han pasado a saludarme, cosas de la vida… y todos, sin excepción, a las preguntas de qué tal te va? o que andas haciendo? respondían sin palabras, con risillas nerviosas, mirada al suelo, muecas tragicómicas y miradas furtivas, ese mover de ojos tan malaguita, tan canallilla… que delatan a su interlocutor como tal “alobao” que no se entera de nada, ese lenguaje corporal, tan nuestro, con el que mis queridos (es un decir) alumnos me indicaban, muy a las claras, primero que era mejor no tocar ese tema…, no sigas por ahí profe…, por ahí como que no… y segundo, cómo demonios me atrevía a preguntarles eso… como si yo no supiera ya la respuesta….
Finalmente, esa mañana de ayer, una me respondió: Ah…, si estoy trabajando…. (toytrabahando en malaguita en el original), Ahhhh que bien respondi yo alborozado… y continuando la conversación inquirí, juntando el índice y el pulgar, con es gestito tan nuestro que indica la pasta… y que significa ¿cuánto te pagan? Y ella clavándome sus ojos me lo soltó: unos 5 euros la hora…, el omo aeconomicus es lo que tiene, que hace cálculos…, unos cuarenta euritos al día, que se queden en treinta…, bien, bien…., decía para mis adentros un servidor… el sistema funciona!!!!! qué alivio….
Pero olvidaba que estábamos aquí y ahora…. Mi interlocutora rápidamente ajustó el telemetro y corrigió (o mejor completó) el tiro: Solo trabajo un día, los jueves y a veces también me llaman los domingos…, lo que venía a significar que a la chavala laureata y con master le venían a apoquinar entre 150 y 200, euritos, mensuales poco más, poco menos….
A partir de ese momento el que bajó los ojos fui yo…, mientras una terrible vergüenza ajena (y nacional) me invadía, no sabía dónde meterme por momentos, balbuceando como buenamente podía toda suerte de palabras inconexas…, empecé a teclear en el ordenador terriblemente ocupado, huy cuantas cosas, quería pero no podía…, sentía una terrible necesidad de abrazar a la shikilla, de pedirle perdón por haberle exigido tanto durante sus meses conmigo para desembocar en un via crucis de curriculums, entrevistas, cursitos para pasar entrevistas curriculares, de echar y de seguir echando mas y mas curriculums, para que el final, tras mucho esfuerzo, te contraten para un trabahito (llamarlo empleo seria jugar al equívoco…) precario, fragmentario con el que no te llega ni para comprar bocatas en el bar de la facultad… un completo y total fracaso que vive dentro de otro fracaso…
Mientras me consumía la impotencia la chica, despidiéndose desde el arco de la puerta, con una sonrisa vencedora (porque me había triturado) alegó: pero mis padres están bien, hoy es jueves y estamos vivos… y ya sabe profe, si se entera usted de algo…